En el 2020 con la aparición del Covid 19 en China y su rápida expansión en el mundo entero (parte 1)
En el 2020 con la aparición del Covid 19 en China y su rápida expansión en el mundo entero, las empresas se vieron obligadas a estirar su banda elástica interna con la mayor fuerza, puesto que la premisa estaba marcada morir o sobrevivir. Cuando esa banda elástica se sujeta a una honda, la energía almacenada puede ayudar a lanzar un proyectil, convirtiendo la tensión en un movimiento explosivo hacia adelante. Esto nos hizo ver rápidamente a las empresas que hace meses tenían un modelo tradicional, subirse rápidamente al tren de la tecnología de manera exitosa, otras que ya estaban en el camino de la transformación digital continuar rápidamente hacia nuevos avances.
Un año después, a pesar de todos nuestros deseos de a la normalidad, esto aún no ha sido posible, no obstante, el 2020 ha otorgado una visión de futuro, pero el 2021 será el encargado de armonizar en términos de cuanto las empresas desean seguir estirar el elástico o cuanto deseen relajarlo.
En esa disyuntiva se encuentra en particular el sector bancario ya su vez el sector solidarista, quienes compartían ese modelo tradicional donde ir al banco oa la agencia de la Asociación hacía parte de los planes semanales tanto de usuarios como asociados, puesto que el componente del relacionamiento humano hacía parte trascendental en la experiencia. Los bancos, gracias a su desarrollado músculo financiero ya la aparición de nuevos jugadores, los neobancos, en el mercado que rápidamente fueron robándose una tajada de la torta, se vieron obligados a iniciar una transformación a la que se ha denominado la Banca 4.X .
¿Pero qué es la Banca 4.X? Sencillo, es la banca que está integrada a las experiencias de vida de los clientes e incluye todo lo que se podría esperar: adopción total de tecnología en la nube, interfaces de programación de aplicaciones, ecosistemas abiertos, plataformas de banca como servicio, hiperpersonalización basada en datos, inteligencia artificial, fintech y asociaciones de grandes tecnologías, etc.
Pero todo esto puede sonar inimaginable o inalcanzable para modelos más austeros como el sector solidario, entonces ¿Qué hacer? ¿Cuál es la mejor estrategia? ¿Soñar con la normalidad y seguir abonando a un terreno presencial? Y la respuesta rotunda es no, no solo hay que ponerle el acelerador a la tecnología por temas de salud pública, sino el relevamiento generacional es ahora, ya no solo hablamos con adoptantes digitales sino con nativos digitales y si queremos que el modelo solidario perdure como un legado de una economía más democrática, debemos entender la tecnología como nuestro mejor aliado.
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