El concepto de microfinanzas nace en el año 1983 en Bangladesh, por Joseph Blatchford, quien tenía como objetivo educar y apoyar a la población menos favorecida en temas de finanzas, logrando de esta forma disminuir los índices de pobreza. Increíblemente la mayor parte de sus clientes eran mujeres, quienes se organizaban en grupos de máximo 5 personas, quienes eran co-responsables del cumplimiento de la deuda, es decir, que las microfinanzas superan el tema netamente operativo para imprimir valor y honra a una acción mercantil.
Después de su éxito en Asia rápidamente llegó el Boom de las microfinanzas a Latinoamérica. En la actualidad se cree que existen un poco más de 400 Microfinancieras entre México y Chile. En la actualidad la forma de operar es la misma, basada en la honra y buena voluntad de pago. En la mayoría de las Microfinancieras se cuenta con un Oficial de Cumplimiento, quien mantiene una relación cercana con cada uno de los clientes y previene oportunamente las acciones de no pago, no obstante, el sector microfinanciero crece a pasos agigantados y esa relación cercana, ahora cada vez es más distante y por lo tanto el riesgo cada vez aumenta más.
Otro factor de riesgo que debe asumir esta industria es la liquidez y el capital, factores que se encuentran íntimamente relacionados con el pago a tiempo de los deudores, puesto que sus características especiales de funcionamiento hacen difícil medir el riesgo intrínseco de su cartera y prever un colchón de capital que soporte las pérdidas.
Es innegable que el factor humano que caracteriza al sector del microcrédito es un factor indispensable en las sociedades actuales con si gran brecha de desigualdad, sin embargo, es más que necesario mejorar la calidad de los modelos de microcréditos, haciéndolos más sostenibles en el tiempo con tasas de recuperabilidad alta y con beneficios que sigan promoviendo el desarrollo de las comunidades más vulnerables.
Para esto la tecnología se ha convertido en un aliado indiscutible de cambio, permitiendo que las organizaciones puedan contar con estrategias más avanzadas de recuperación de cartera, que permite realizar marcadores inteligentes para concentrar las actividades de recobro en las personas con bajas posibilidades de pago, de esta forma no solo garantiza una cartera al día, sino la prolongación de una opción financiera inclusiva.
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