Para muchos el concepto de transformación digital ha sido tan usado que pasó a convertirse en una frase más de cliché traída a colación en aquellas noches de cóctel laboral que han pasado a la historia gracias al COVID, en las que muchos pretendían estar a la moda en temas tecnológicos con el manejo de algunos conceptos básicos siendo la realidad que jamás habían tenido interacción con este concepto en su trabajo diario. Pero precisamente el COVID llegó en marzo del año pasado y nos ha sometido a una impetuosa prueba de resistencia y creatividad, donde los mínimos conceptos no fueron aprobados a cabalidad.
Tal vez los primeros 40 días de encierro fueron llevaderos, restaurantes de lujo empezaron a acomodarse para tratar de llevar sus magnas experiencias a los comensales en sus casas, las ventas por internet se elevaron y todo parecía más o menos funcional; no obstante, muchos no pudieron pasar la prueba del tiempo y se rindieron ante el enemigo invisible que revolcó la humanidad entera.
¿Qué pasó? En la mayoría de los casos si hubo digitalización, más no trasformación. Es decir que se usaron los medios más internamente la compañía no pudo visualizar una nueva forma de trabajo. Se piensa que la transformación digital es para empresas que tienen mucho dinero para invertir y creo que es mucho más simple que esto; la transformación digital es para empresas que tienen como eje central el usuario y mejorar su experiencia.
Cuando entendemos que el usuario está bombardeado por diferentes ofertas constantemente, es ahí que vemos conveniente diferenciarnos no para volvernos más confusos, sino para convertirnos en opciones más funcionales. En una sociedad en crisis económica como la actual, las empresas que otorgan créditos están sobre-demandadas claramente, pero más allá de querer ser popular y otorgar créditos a un sinfín de personas lo que requieren es ser el preferido del nicho de negocios claramente establecido con anterioridad.
¿Y cómo podemos otorgar créditos pensando en la comodidad del usuario? Suena complejo, porque lo primero que pensamos es que facilitar un proceso de originación de créditos es elevar el índice de fraude y cartera saneada, pero realmente lo que vamos a elevar es la satisfacción de nuestros clientes cuando a la incorporación de tecnología le anexamos una correcta filosofía empresarial.
Es increíble lo que el Big Data y la IA están empezando a realizar por las empresas dedicadas a este rubro, los clientes tanto por restricciones de movilidad y comodidad desean realizar sus transacciones a través de una aplicación, sus empleados necesitan tener mayor agilidad y menos probabilidad de error. Su compañía necesita acelerar el proceso de obtención de clientes y contar con un análisis de riesgo crediticio automatizado y aunque parece una panacea es una realidad al alcance de cualquier tipo de empresa: pequeña, mediana o grande.
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