Las Microfinanzas nacieron con el fin de apoyar a la población más vulnerable y disminuir los índices de pobreza, cada vez más alarmantes en el mundo entero, facilitándole a la población excluida del sector financiero tradicional alternativas que les permitieran iniciar o solventar un emprendimiento. Dichas ayudas no solo abarcan temas económicos, sino también conllevan la capacitación necesaria, que permita que estos nuevos microempresarios puedan continuar sus emprendimientos y hacerlos sostenibles durante el tiempo.
No obstante, al igual que al resto de la humanidad, la pandemia también hizo de las suyas con este sector, quienes tristemente vieron como los índices de pobreza que habían decrecido con arduo trabajo volvieron a uno de los puntos más altos, el año de la crisis del 2008.
Sin embargo, en este momento existen otras variantes que hace 13 años no existían o no eran del todo relevantes, puesto que, aunque hoy el sector Microfinanciero continúe prestando sus servicios a sectores geográficamente remotos de los puntos urbanos, temas coyunturales como el distanciamiento social, los tiempos de atención y la calidad del servicio se han convertido en ejes prioritarios.
Es así que este sector ha iniciado lo que podríamos llamar una revolución contestataria al Status Quo predominante, con el fin de acercar a los más desfavorecidos a las oportunidades que les han sido esquivas y de esta manera evitar el abandono perpetuo que los puede condenar las secuelas de esta pandemia.
De esta forma la tecnología se ha convertido en un gran aliado. Aunque en Latinoamérica la penetración del Internet no abarca aún el total de la población, éste junto con la penetración de los celulares inteligentes se ha convertido en la mejor forma de continuar prestando servicios de alto impacto.
Pero, aunque pareciera que muchas cosas están resueltas, es innegable que pasar la relación con los clientes a canales netamente digitales lograría excluir a los más pobres. Por consiguiente, el gran reto es darle permanencia a la relación humana e iniciar un proceso de omnicanalidad, que no solo requiere del uso de internet, teléfonos inteligentes o tabletas, sino de las plataformas tecnológicas necesarias para garantizar el éxito en este aspecto.
El reto es grande, puesto que se debe romper con temas culturales atados al canal Offline y la familiaridad o calidez que esto produce, además de poder plasmas esta misma experiencia en los canales digitales para que estos sean vigentes a lo largo del tiempo y sirvan para obtener datos necesarios que les permitan a las instituciones crear nuevos productos adaptables a las necesidades cambiantes de sus clientes.
En SIFCO estamos conscientes de los retos que el sector de Microfinanzas atraviesa y estamos más que comprometidos en acompañarlos a trazar el camino que permita la inclusión de los menos favorecidos al sector financiero de la manera más apropiada tanto para sus clientes como para su operación. Por tal razón hemos creado B1 Financial, la herramienta idónea que le ayudará a su Microfinanciera a alcanzar sus objetivos para lograr una sociedad más equitativa.